La huella del carbono dominicana se expande
SANTO DOMINGO. Napoleón Marte ve su carro como “una bomba de tiempo” que debería estar fuera de circulación. Viejo y destartalado, le parece un milagro que encienda cada día. Por dentro, las puertas y el piso del vehículo lucen sucios y llenos de “remiendos” de cartón. El área del tablero no llega siquiera a completar un recuerdo de lo que la automotriz Toyota diseñó para su modelo Corolla de 1985.
Un rastro de humo marca su recorrido desde la calle 30 de Marzo hasta la avenida Máximo Gómez, la ruta que Napoleón transita unas cinco veces al día, en ambas direcciones, como parte de su faena diaria por conseguir, conchando, el sustento de su familia.
La huella de su recorrido se acumula en el ambiente de la isla Santo Domingo junto a las de más de 4,097,338 unidades de vehículos que circulan solo por República Dominicana (sin considerar los de Haití), según registros de la Dirección General de Impuestos Internos (DGII) a diciembre de 2017.
Entre todos los vehículos del territorio dominicano generan el 22% de los 36.1 millones de toneladas de dióxido de carbono equivalente (CO2e) que emite el país cada año, aumentando así a los gases de efecto invernadero (GEI) que afectan la capa de ozono y –según los científicos– provocan el calentamiento global.
La cifra de emisiones nacionales refleja que la contaminación en el país sigue en aumento pese a los compromisos asumidos y las políticas adoptadas para mitigar los efectos del cambio climático. A su vez, el incremento se explica por la incapacidad nacional para reducir sustancialmente la quema de combustibles fósiles, soporte de la mayoría de la actividad productiva.
Fuente: Diario Libre